El cielo es rosa, los pájaros cantan al anochecer, el mar se divisa con los ojos cerrados y su espuma abraza al alma que renace de las tinieblas
martes, 9 de junio de 2009
Ensayo eins
Las ventanas transmitían la calma, no solo por su inmensidad, sino también por el tono intermedio entre marrones y verdes, con las que habían sido creadas.
Los movimientos arrítmicos de la luna, y los entramados azules, fueron apaciguados por un sin fin de sonidos a los cuales creí denominar música.
La inmovilidad había desaparecido, la ruta recibía con brazos abiertos a los sin nombre.
Entre los sauces y las mariposas se interpuso la neblina, generandose de este modo el desencuentro.
Y aunque los aleteos impertinentes de la mariposa la acercaran al sauce, no podía ésta morir en el intento de llegar a sus raíces, resultando así, que solo quedaran del innombrable impresiones laxas.
Los movimientos arrítmicos de la luna, y los entramados azules, fueron apaciguados por un sin fin de sonidos a los cuales creí denominar música.
La inmovilidad había desaparecido, la ruta recibía con brazos abiertos a los sin nombre.
Entre los sauces y las mariposas se interpuso la neblina, generandose de este modo el desencuentro.
Y aunque los aleteos impertinentes de la mariposa la acercaran al sauce, no podía ésta morir en el intento de llegar a sus raíces, resultando así, que solo quedaran del innombrable impresiones laxas.
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