Espejismo

Hoy creí ver tu rostro, hacia un tiempo ya que no lo recordaba.
Creí que eras tu y en ese mismo momento quedé paralizada.
Al darme cuenta que era alguien mas levanté la mirada, y entre la bruma y los remolinos, me convencí de que estaba equivocada.
Te recorde hoy y no se el porqué, te invoque con el pensamiento y hasta creo que te extrañé.
Sonreí al hacerlo, despampanante y me ilumine, y entre los hilados de pensamiento y llos espejismos fué que te eternicé.
No existía un registro claro de tu existencia, ni colores o paisajes para describirte; Idealizaciones echadas por tierra, ni un mundo para definirte.
Las asociaciones de tu existencia se convirtieron, como las estrellas del cielo, en algo que podría describirse como una luminica alegría.
Tu ausencia generadora de calidez subraya el hecho de tu existencia...
Y luego de tan breve descripcion, le sobrarán semillas al girasol y eclipses al mundo, para poder expresar que tú eres solo un hombre.

Refugio

La felicidad se encuentra denegada a manos de la brisa calida de Noviembre, y la ciudad se encuentra investida de amores pasajeros.
La mirada se encuentra estancada y se ha soltado la capacidad imaginativa que intenta ver mediante espejismos, paisajes donde uno no puede encontrarse.
Lugares ni muy cercanos ni muy lejanos donde la gente que te rodea es desconocida.
A lo lejos, lejos de la realidad, la rutina y cerca del mar.
Con fantasias de escenas revivenciadas y recicladas, con gente que hoy ya no esta o que se encuentra lejos... donde yo quiero estar, lejos.
Cazando sueños, donde la vida onirica es mas placentera que la vigilia.
Emvuelta en mar, donde el sol no molesta y el viento me acaricia suavemente removiendo los restos del primero, y que mas quisiera yo que quedarme ahi y yacer por siempre en ese momento.
Pero levanto la mirada y no encuentro mas que la soledad de esta ciudad, donde los nombres no existen, los rostros se ven borrosos y la memoria se desvanece a cada segundo.
Las calles estan invadidas de insatisfaccion y miseria, donde las almas perdidas quedan atonitas frente al abrumador ritmo, sin refidio ni escapatoria mas que seguir anhelando vivir en sueños.